jueves, noviembre 16, 2006

Mis 35 - Crónica festiva

Así me luce el pelo desde la fiesta por mi 35-por-el-culo-te-la-hinco cumpleaños.
Como diría Carmen: con T de Tal-Estás.

Aquí he colgado un pequeño álbum de fotos. Evidentemente, son todos los que están, pero no están todos los que fueron...
Ni los que son.

Gran noche de cumpleaños la vivida en Lóftmulo el pasado 28 de Octubre de 2006.

Nunca había visto desaparecer 10 bolsas de hielo a esa velocidad.
Ni 12 botellas de ron... junto con las de vodka... las de ginebra... las de whisky... y el culín de Jim Beam ("cortesía" de Óscar) al que había que seguir dándole salida... ¡después de dooos años!

El efecto que el alcohol produjo en los asistentes no resulta tan evidente en las fotos, aunque sí en los viajes al cuarto de baño, si atendemos al testimonio de Jorge, Jose, Lidia y Ana, que descubrieron que las escaleras de la bañera constituían el mejor lugar para disfrutar de la fiesta.
Según cuentan, hubo una cantidad nada despreciable de invitados que tenían ciertas dificultades en encontrar el retrete.
Debe de ser toda una experiencia observar a alguno-que-yo-me-sé intentando encontrársela y preguntándose después "¿y aquí dónde se mea?".
O mejor: "¿Por qué coño veo a tanta gente?"
¿Porque estás en la ducha y no en el retrete, quizás?
Es lo que tienen las paredes de cristal.

Nunca había visto una empanada gallega -elaborada por la artista Alicia Pego, mi señora madre- permanecer tan poco tiempo en una bandeja.
Ni varios kilos de pollo al curry esfumarse en menos de seis cuartos de hora.
Como diría la abuela de Chules: "para no dar tarjeta de crédito y marcharte en un vuelo echarpe".
Puede que la presencia de un par de embarazadas (Raquel y Marisa) tuviera algo que ver.
Aunque no sería justo, teniendo en cuenta que la pareja de pádel con peor balance victorias/derrotas-estrepitosas y mayor índice de colesterol apenas se separó del catering.
Pero tampoco sería del todo justo, sabiendo que Rafa había venido deliberadamente sin merendar.

Nunca vimos a Loïc bailar de forma tan... controlada.
Sin duda, fue una gran idea esconder todo lo que se pareciera a un asiento, para evitar otro episodio del famoso número de "la silla".

Eric nunca estuvo tan encantado con una casa.
Dos semanas después, seguía comentándome lo mucho que le gustaba mi "chocita".
Por eso, seguramente, se encargó (junto con Chema) de hacernos disfrutar de copas-con-hielo-después-de-las-2.
Aunque hubiera preferido que no me aclararan dónde lo habían conseguido...
Después de regalarme (¡a mí!) un tanga comestible de gominola, se fueron en busca de los preciados cubitos, y... claro, un lío... tiraron de recursos y acabaron mendigando... en el puti club más cercano.
A mí me da que entraron allí, como todos los sábados, y luego se acordaron de la fiesta...

Pacou nunca disfrutó de tanto público, ni de tantas oportunidades, para "modelar".
Se pavoneó sin cesar durante tooooda la fiesta, en un intento, ingenuo y fallido, de robar protagonismo al atractivo anfitrión.
Rubén asistía a la escena divertido, mientras que Silvia, en estado de gracia, era capaz de contagiarte su risa al tiempo que atendía las quejas de la portera.

La Comunidad Canaria nunca estuvo tan bien representada.
Carlos-El-Canario, cuya amistad te convierte en un ferviente devoto de las Islas, tuvo la ocasión de departir con una bella actriz (Tzeitel) que era capaz de entender todas las palabras que pronunciaba.
Otra canaria. Evidentemente.

El Marqués de Samper nunca protagonizó un episodio tan patéticamente "divino".
Anclado bajo el foco de la ducha, y amparado por las paredes de cristal de la misma, se debatía entre hacer el monólogo de "la tortilla" o cantar el "Memories" de Barbra Streisand.
Claro. Así no se puede: se negó a abandonar su escenario, a pesar del chorro de agua que activó la pícara Isabel.

Nacho Condés y Santi nunca duraron tan poco...
...en una fiesta-de-Rómulo.

Sergio nunca había perdido tanto los papeles como en la fiesta anterior, en la que se subió encima de la barra y estuvo a punto de... Vamos, que casi le come el nacle a Loïc.
Así que no tuvo que hacer gran cosa para parecer de lo más modosito.
Es lo bueno de tocar fondo.

Hontas y Señora (Susana) nunca me parecieron tan altos.
No sé qué les habrán dado de comer en Burundi, o qué tipo de hechizo les han echado, pero estos chicos no dejan de crecer.
Ana López Gayo, sin embargo... Alta no es. No es que esté menguando. Tampoco es eso. Pero agradecí que se me echara encima, como acostumbra, para tenerla localizada durante la fiesta...

Nunca Franín había tenido tan pocos conciertos antes de mi cumpleaños.
Sólo 2 ó 3, y sin teloneros.
Es probable que llegara más pronto que nunca: antes de las 02:30 o así...

Swami Pablo nunca estuvo tan sobrio.
Fuera de la escuela de Yoga, se entiende.
Pero podía haber tenido el detalle de avisarme de que acudiría acompañado.
Más que nada para evitar otro momento-Auri.
Los momentos-Auri son aquellos en los que el bello anfitrión (yo) no conoce a alguno de los presentes y, en lugar de preguntar, saca al portero-de-discoteca-cavernícola que lleva dentro para evitar que la gente se cuele...
Un espectáculo que suele ir seguido de mil disculpas, bromas-a-ver-si-cuela, besos, apretones de manos, caricias y magreos varios, con el fin de obtener el favor de las novias o novios de tus amigos, pero que resulta absolutamente imposible de remontar.

En ese sentido, Tachi nunca me lo puso más fácil.
Aparcó a sus amigos en las escaleras del jardín para que no hubiera necesidad de echarlos.
También es verdad que a uno de ellos se le quemó la cazadora en la fiesta anterior y, a lo mejor, prefirió permanecer al aire libre...
Lo cierto es que, después de tanta fiesta, y de tanto porro compartido, ya me acaban sonando sus caras.

A David Pastor nunca le fascinaron tanto las escaleras.
Las de la bañera: allí estaba él.
Las del jardín: también.

Nunca el colectivo de canguros tuvo una noche tan ajetreada.
No contentos con intentar lidiar con los retoños de Bea Pérez y Javier, tuvieron que hacerse cargo de Elsa y Greta, la "silenciosa" prole de la familia Polo Laube encabezada por Fernando y Kerstin.
Y por si fuera poco, había que colocar también al pequeño Alonso, cuyos padres, Lourdes y Manolo, estaban absolutamente desatados ante la perspectiva de una noche loca.

Feli decidió abandonar a nuestro hijo debajo del puente, como hace siempre.
Se dedicó a beber, a porno-chatear y a fumar la maría que Sergio fingió haberse dejado (una vez más) en casa.
A mí lo que me dolió fue lo de la hierba, que pensé que no había.
Bueno... Y perderme el chat, que los sábados es super-guarro. Marranón de los buenos.
Lo de Brótulo me da más igual, porque no lleva mi apellido ni nada y, además, es no-deseado.

Fede y Nacho aparcaron sus motos en el parking de Capitanía General.
Con un par de huevos.
Igual pensaban darle un rulo rápido, de trámite, a alguna jovencita despistada.
Al final, se tuvieron que ir a "pinchar", pero a la cabina del DJ del Bar&Co.

Nunca había venido un japonés a mis fiestas.
Pintor, para más señas, amigo de Lorena, muy majo, pero de nombre impronunciable.
Tampoco habíamos contado nunca con algún australiano (Stephen), que tuvo el detalle de llegar de viaje, pasarse el jet-lag por el arco del triunfo y dejarse caer por Lóftmulo.
Ya es posible hablarle en español todo el tiempo y que él te conteste en... bueno, en algo parecido al español con acento-inglés-raro.
Además, a Marisa ya casi ni le da la risa...

Nunca escuchamos tantas elles ni y-griegas pronunciadas como "eshes".
La comunidad argentina encabezada por Lorena "Mashol", Sebas y Crespi fue capaz de congregarse en un evento diferente a un partido de fútbol de su selección.
Con todo, echamos en falta al Profesor-de-cursillos-de-Teatro Fernando Piernas, el más "grande" de sus representantes...

Chemita y La Ochando nunca habían sido capaces de conciliar sus actuaciones con mi cumpleaños, aunque siempre se habían esforzado en darme alguna excusa de lo más inverosímil.
Nunca A la Cara Teatro estuvo tan poco sincronizada, fuera de un escenario...
Carmen llegó la primera, iluminó la fiesta, como acostumbra, firmó algunos autógrafos e hizo mutis por el jardín.
Pablo Paz tuvo tiempo de cruzarse con ella, pero no superó la ausencia de alfombra roja y desapareció.
Susana apareció cuando ni los miembros más optimistas de su compañía habrían apostado por ello. Después de 7 años de invitaciones, decidió que este año sí tocaba, aunque estuviera muerta. Sacó un Red Bull de la nevera, alguna que otra sustancia que tendría por casa y me plantó mi beso-en-los-morros de felicitación.

Nunca las amigas de El Coronel mostraron tantos progresos en el adiestramiento castrense al que se ven sometidas a diario en las dependencias de Telindus.
Nusu, Marta Alonso y Juan estuvieron disciplinadas (perdona, Juan) y se emborracharon menos que de costumbre, aunque intentaron, para variar, tocarle el culo al anfitrión en repetidas ocasiones.
Marta Bartolomé se movió con libertad por Lóftmulo, intentando cuantificar los beneficios que le reportaría ser intermediaria de las operaciones de alquiler de la vivienda para rodajes.

Pablo Gallego nunca mostró tanta suficiencia a la hora de abandonar una fiesta.
Se marchó por su propio pie y ni siquiera fue necesario que Ruth y Roldán le empujaran dentro de un taxi.

Juanma nunca estuvo tan desinhibido en una fiesta.
Ni tan desnudo.
El "pequeño Juanma" saludó a los supervivientes del cambio de hora en un improvisado pase de modelos.
En realidad, sólo disponía de 2 modelos: Juanma-medio-vestido y Juanma-enseñando-la-chorra.
Hay fotos. Censuradas.
Valen una pasta, seguro.

Nunca Juan Vinuesa se debatió tanto tiempo entre descojonarse o seguir-descojonándose.
Quizá se debiera a la presencia de la "Guillena traviesa", también conocido como Fernando Cueto, o del irrefrenable Juanjo que, casado y todo, recibía el acoso de alguna jovencita desesperada...
Font es el actor-aprendiz-de-reportero más exhaustivo, y peligroso, que ha parido Huelva.
Se dedicó a documentar la fiesta a su manera: detalles de la casa, de la epidermis del que tenía más cerca o los pelillos que se le habrían caído a Juanma en sus momentos de máxima desnudez.
Juan Alberto vino de chaquetita, en plan "dire", dispuesto a no conformarse con menos de una mamada.
Desapareció de repente. No sabemos si acompañado de alguna bella joven o de un barbudo, gordo y peludo, fan de su última película...

David acudió al llamamiento de su hermano (yo), liderando un pequeño grupo de jóvenes desatados.
Eva se apostaba en el baño, siguiendo la línea de su hermana Paula, a ver si conseguía ver un poco de carne.

El núcleo duro de Alpha nunca estuvo tanto tiempo seguido fuera del Barrio de Salamanca.
Encabezados por Iván, los mosqueteros-de-Rodríguez Pichu y Ferni Gómez se adaptaron a la perfección a un ambiente más alternativo y no pararon de guiñar el ojo a cualquier jovencita que se acercara a su radio de acción.
Fue tan llamativo que algunas lo confundieron con un tic...
Dani miraba desde la distancia, incapaz de deshacerse del estrecho marcaje al que estaba sometido...
Quique, amparado por su acento sevillano, no paró de decir "cosah bonitah" a "lah niñah".
Charlie Sanz, contrariamente a lo que en él es habitual, respetó a las presentes (a todas) y reservó su técnica de "la cobrilla" para algún garito posterior...

Nunca vimos semejante concentración de chicas guapas por metro-de-Loft-cuadrado.
Algunos nunca habían visto a una auténtica Diosa tan de cerca.
Otros, en realidad, nunca habían estado tan cerca de una mujer...
El Top 3 de las espectaculares seguramente esté copado por Isabel, Lorena y Tzeitel.
Aunque, si decimos esto, puede que no seamos justos con Auri, ni con Samira, ni con Ismeni, ni con... muchas otras... que son... ejem... majas... y... graciosas...
En cualquier caso, las fiestas-de-Rómulo pueden presumir de no congregar a ningún callete.
Siempre y cuando Barbie no se tome la libertad de traerse a sus amigas...

Lo cierto es que nunca antes había aparecido la policía.
Y nunca, jamás en la vida, se quedaron con tantas ganas de sumarse a una fiesta...