sábado, diciembre 16, 2006

Viaje a La Alpujarra

Tr3s es un número bonito.
Redondo.

Los viajes más hermosos que he realizado en estos últimos años han sido casi siempre en trío.
Y el puente de diciembre es una oportunidad inmejorable de escaparse algunos días.
Tres, por ejemplo.
El triunvirato viajero estaba compuesto en esta ocasión por Jorge, Norbi y un servidor.
Y el destino fue La Alpujarra granadina. Desde el eje formado por Pampeneira-Bubión-Capileira (tré pueblo encantadore, que en Graná no se pronuncia la “s”) hasta el Puerto de la Ragua, ya muy cerca de Almería.
La base nocturna la situamos en Trévelez, el pueblo más alto de España (¿de verdad no tenemos pueblos por encima de 1.500 m?) y el único lugar donde encontramos alojamiento una semana antes...
Pampaneira es bonito, pero es la parada obligatoria para muchos autocares procedentes de Granada, que convierten el lugar casi-casi en un parque temático. También es un sitio donde tomar contacto con la mala follá granaína: el pobre lugareño Indalecio, que no podía sacar la furgoneta de su casa por culpa del monumental atasco ocasionado por un par de autocares, tenía que lidiar con comentarios del tipo: “Indalecio, tú de aquí no sale ni en tré hora”, en lugar de recibir el apoyo de sus paisanos…
Capileira es el más alto de los tré (casi tan alto como Trevélez) y en él sopla un viento huracanado, que tenía a más de una visitante agarrada a los barrotes de las ventanas.
Así que yo me quedo con Bubión.
La parte más bonita del pueblo es también la más alejada de la carretera y puedes deambular a gusto por sus innumerables callejuelas. Muchas de estas fotos fueron tomadas allí.
Jorge nos descubrió un bosque de castaños en la parte más alta del pueblo, con vistas al propio Bubión, a Capileira, más arriba, y a la concurrida Pampaneira, más abajo.
Todavía no habíamos visitado Yegen, pero yo me acordé entonces de Gerald Brenan y me pareció que La Alpujarra es un lugar fantástico para perderse durante algún tiempo y dedicarse a escribir. Y, desde luego, está más cerca que el estado de Himachal Pradesh (India)...
El resto de paradas respondieron al sentir del momento y resultan imprescindibles para tomar el pulso y disfrutar de este rincón de España.
Por último, un consejo: en Trevélez hay que alojarse en un hotel con calefacción. En pocas ocasiones he pasado tanto frío entre cuatro paredes. Y en pocas ocasiones me he reído tanto por este motivo. Hacía más frío en las habitaciones que en los pasillos del hotel… Nosotros decíamos que, en realidad, se trataba de otro secadero de jamón, como tantos que hay en Trevélez, regentado por Norman, nombre con el que bautizamos a nuestro anfitrión en honor del dueño del hotel de carretera de Psicosis. Y es que nos hablaba de su madre, pero no alcanzamos a verla… hasta el día de nuestra partida.